Aunque la subida al pico mas emblemático de Palencia -palentino por todas sus vertientes- es siempre emocionante y aunque ésta era mi cuarta vez en hacerlo, subir por primera vez con mis hijos ha sido una experiencia singular.
El otoño nos brinda momentos, temperaturas y experiencias llenas de color, de sonidos y de olores, que despiertan los sentidos obligándonos a tomar conciencia de ellos. Nada se escapa al sol templado que sucumbe al verano, a la tímida brisa que anuncia el frío, a los colores y olores de pastos, árboles, frutos y aromáticas, a los sonidos de las aves fugaces, de la berrea que erotiza el monte.....y ha sido esa parte del otoño generoso el que hizo de nuestra ascensión un verdadero placer.
Dejo aquí algunas de las muchas fotos, que como todo lo verdaderamente hermoso, no le hacen justicia a toda la belleza del paraje, paisaje y paisanaje de la subida al Curavacas......y es que ¿cómo ponerle sonido, olor, y alma a una foto?????
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