El Parlamento es el máximo Órgano de Representación de los Ciudadanos, la esencia mas pura de la Democracia.
Son los ciudadanos, a través de sus cargos electos, quienes ejercen el poder del pueblo.........o así debiera de ser.
Es responsabilidad del parlamento, entre otras, impulsar la labor de los gobiernos, o lo que es lo mismo, sugerir a la Junta de CyL que ejecute algunas acciones que los ciudadanos consideran de su interés.
Los grupos parlamentarios debieran de discutir sobre la conveniencia o no de dichas iniciativas y aprobarlas o denegarlas en base al interés ciudadano; para después dar traslado de ellas a la Junta de CyL que es quien debiera de llevarlas a término.
Sin embargo este órgano ha desvirtuado tanto este fundamento, que se ha convertido en un sinsentido dificilmente justificable. Y es que lejos del conveniente debate parlamentario, el Grupo Parlamentario del PP, se limita a hacer de portavoz de la Junta de CyL, erigiéndose ésta -que recordemos no ha sido elegida por los ciudadanos, sino por el presidente de la Junta de CyL- en decisora última de lo que interesa o no interesa a los ciudadanos de CyL.
Las iniciativas ya no se debanten: el PSOE presenta una proposición sobre un tema concreto, el PP se lo pasa a la Junta de CyL, la Junta decide la respuesta, se la pasa al parlamentario del PP, normalmente rechazando la iniciativa y dicho procurador lee y asume en la respectiva Comisión o Pleno la respuesta de la Junta. ¿Dónde queda el debate? ¿dónde los posicionamientos políticos?
El resultado es que el parlamento está perdiendo una de sus esencias, uno de sus fundamentos mas democráticos que es el debate político; y la política y la representación ciudadana se ven burladas y menguadas sin tregua, comisión tras comisión e iniciativa tras iniciativa...bajo el rodillo mas rancio de una Mayoría Absoluta que en CyL dura ya demasiado.
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